Artischock

Memorias, crónicas y declaraciones de amor (por el arte). Blog de Leticia Obeid

2007/11/10

El vacío como territorio

Un recorrido por la obra de Carolina Senmartin*.


Con material extraído de “Soy Gitano”, “El Clon”, y “El Zorro” Carolina Senmartin construye su Collage televisivo, una pieza en video que dura aproximadamente 2 horas y se proyecta en una pared de la sala del Cíclope, dentro de la muestra grupal La ideología del diálogo (Pablo Curutchet, Juan Martín Juarez, Carolina Senmartin, Sala del Cíclope. 15 abr /2 may 2003).Grabando fragmentos de cada una de esas series, Senmartin procesa la imagen por medio de acciones muy básicas: detener la imagen, adelantar, retroceder, mezclar. La pantalla se va cubriendo de texturas, ensuciando de rayas, defectos, saltos y, de repente, todo vuelve a empezar en un plano terso; la edición se resuelve dentro de las posibilidades de un espectador común: control remoto, video-cassettera doméstica. En ningún momento se aparta de esa tecnología, ni de los hábitos que ella misma engendra. Tres o cuatro escenas ultra patéticas nos van entrenando en la repetición: Julieta Díaz, muerta y resucitada (algo que los mismos guionistas se animaron a hacer una semana después de que inaugurara la muestra de este trabajo!), Betiana Blum arrastrándose en una estación de trenes; la inexpresiva cara del galán de “El clon”, la sonrisa feliz e inocente del Zorro con su flamante color digital; Luisina Brando luchando contra su propio lifting; los objetos que, a fuerza de insistir, logran violar las leyes de la gravedad (una cabellera suspendida en el aire, un aro que se hamaca, una roca de utilería que nunca termina de caer). Cuesta un buen rato resignarse a que en esta historia no pasa, a nivel argumental por lo menos, casi nada. Nos vamos dando cuenta lentamente de que podemos mirarlo como miramos la tele: con una atención intermitente, sin esperar coherencia, hilvanando pequeños fragmentos de tiempo. Sin embargo, a pesar de la apariencia de zapping que tiene, Senmartin hace una selección muy precisa de escenas que muestran a los personajes femeninos confinados a representaciones muy trágicas, y los masculinos a una indiferencia y frialdad supinas. Una y otra vez las mujeres gritan, imploran y exageran, mientras los hombres responden con total pasividad. Esa reconstrucción de roles aparentemente tan arbitraria nos interroga sobre los clichés de la vida afectiva que se promulgan como modelo desde los medios de comunicación. Intervenir esta realidad, en la intimidad de la vida hogareña misma –donde la tv sucede-, es quizá una manera de responder a esa prepotencia. En ese sentido el antecedente puntual de este collage estaba en un trabajo de parecido mecanismo pero hecho a partir de “099 Central”, a fines del año pasado. En su trabajo previo Carolina Senmartin ha trabajado recurrentemente con el tema del vacío y la reconstrucción, en una especie de ejercicio entre detectivesco y arqueológico: reconstruir a partir de las pistas que dejan los fragmentos.Objetos construidos a partir de la proyección de los huecos de una copa de árbol (“Fiordo”); objetos reconstruidos, con el innegable aspecto de piezas de colección familiar (esta serie, hecha durante 2001-2002, consistía en un archivo de fichas que contaban la historia de cada objeto). Emparentado a este trabajo estaba “Borrón y cuenta nueva”, la filmación del proceso mismo de pegar las partes de una jarra a la que previamente se destruyó con prolija alevosía. Un trabajo que podría funcionar como una especie de clave para toda su obra fue una breve y curiosa experiencia realizada en el año 1999, que no dejó otro rastro que un grupo de fotografías. En una habitación cerrada, la artista le pedía a un grupo de personas que trataran de soportar el mayor tiempo posible respirando el aire que se iba viciando por el humo que tiraba una máquina de las que se usan en las discos. Este pacto amablemente sádico apuntaba a hacer más consciente el acto de inhalar y exhalar, ya que con el paso de los minutos el oxígeno se iba agotando y lo que entraba por la nariz era un humo denso y dulce. Si la palabra aire es usada también como sinónimo del vacío, de la nada (“vivir del aire”, “sólo aire”), respirar es una vuelta mecánica al vacío, un borrón y cuenta nueva perpetuo.Aunque el organismo puede pasar un rato respirando humo, pasado un límite se vuelve irrevocablemente al principio, como un péndulo: a la necesidad, a un estado primario de carencia. Como una cinta de Moebius, en el trabajo de Carolina nunca sabemos cuál es el comienzo de esa trayectoria pendular, cuál es la figura, cuál el fondo, o qué diferencia a la forma del contenido, o dónde termina el “original” y sigue la reconstrucción. Hay un momento -para la obra, para el espectador- en que la inocencia es completa y puede ofrecerse como rehén de la comprensión. Inversamente proporcionales, una y otra se necesitan, se canjean, se regeneran. Es sobre esta capacidad de reconstrucción permanente que habla la obra de Senmartin.

"Acción", año 2000
"Borrón y cuenta nueva", vhs, 43 min. 2002
"Fiordo", objetos en alto impacto, año 2000
"Fiordo", vista lateral.
"Collage" , vhs, 2002

* Carolina Senmartin (1973) vive y trabaja en Córdoba. Es licenciada en Pintura de la Escuela de Artes de la U.N.C. Ha realizado muestras grupales e individuales en Córdoba y Bs.As. Actualmente es becaria del Fondo Nacional de las Artes y participa de las Clínicas de Análisis y Producción de obras de la Fundación Antorchas en Córdoba.



Publicado originalmente en Fe de rata (www.federata.com.ar) - Año 2. Nº 18 - CÓRDOBA - ARGENTINA - Primera mitad de Junio de 2003.

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